Cómo era la vida en los barcos españoles del siglo XVI?

Compilación a cargo del Prof. Ricardo González


Para realizar éste trabajo me he servido de varias fuentes. Pero la principal ha sido la recopilación de anécdotas y testimonios de quienes viajaron en ellos por aquellos tiempos. 
Si bien muchos de  los logros alcanzados por los españoles en su expansión y conquista de los territorios americanos son criticables no solo por los métodos utilizados sino por las intenciones e intereses que los movilizaban, no es menos cierto que sus aventuras y desventuras empezaban aún antes de embarcarse en esas naos que por su extensión y calado eran menores y más inseguras que un barco de pesca actual. 




Quiénes tripulaban esos barcos?
La tripulación necesaria estaba reglamentada, es decir que existían normas que había que respetar en la composición de la tripulación. No podían subirse todos o cualquiera. Existían funciones específicas dentro de un barco del siglo XVI que había que cubrir con personas idóneas.
Al mando estaba el CAPITAN o MAESTRE, que normalmente era el dueño del barco o socio de éste, en algunos casos hasta un hombre de su absoluta confianza. Su función principal era recibir los pagos por los fletes y por los servicios que se prestaba. Contrataba y paga al Piloto, y a los demás oficiales. Marcaba el derrotero general  de la nave pero no intervenía en la navegación práctica, que era responsabilidad del Piloto.
El PILOTO conducía la nave y era el responsable de cuanto tuviera que ver con la parte náutica. Sus instrumentos eran las cartas, astrolabio, agujas, cuadrante, ampolletas y sondas, conocer de las mareas y de los vientos, al decir de Alonso de Chávez "era como el ánima en el cuerpo humano".
Luego venía el CONTRAMAESTRE, un lugarteniente del Maestre. Era el encargado de hacer cumplir con diligencia las órdenes de éste y del Piloto entre los marineros, repartía los trabajos, se ocupaba de la estiba, recorrido del aparejo, maniobras, limpiezas generales, achiques de la sentina, secado de las velas y de apagar el fogón a la puesta del sol.
Además todo barco contaba con un ESCRIBANO para levantar las actas de toma de posesión de tierras descubiertas, hacer las cuentas sobre las cargas y descargas, como así también servir de notario (especie de escribano público delante del cual se realizaban todo tipo de transacciones o contratos entre particulares). También se hallaba el ALGUACIL que era quien ejercía el poder de policía dentro de la nave y era el encargado  de atrapar y castigar a los delincuentes. La Corona Española siempre ponía su representante que era el VEEDOR, éste se encargaba de fiscalizar y velar los intereses y bienes del Estado Español durante todo el viaje (esos intereses o tesoros reales eran conocidos como "el quinto real"). Un oficio importante también fue el de DESPENSERO, a cargo no solo de cuidar y de distribuir los víveres sino también de mantener prestos los faroles, alimentar el fogón, instruir a los grumetes en el cuarteo de lo rosa y de las canciones que debían dejar oír al volver a las ampolletas para tener la certeza de que no se habían dormido, y era el que tenía la llave de la despensa. Pero alguien con el cual los marinos tenían que tener mucho cuidado era con el TONELERO (Hombre muy rudo, de pocas pulgas y en condiciones de matar ante la menor amenaza). Su trabajo era difícil de ahí su peligrosidad, era el encargado de cuidar el agua dulce y el vino. Estos bienes eran muy escasos en alta mar, y una gota menos de uno de ellos incitaba la ira de los marineros y el deseo en casos de extrema sed de apoderarse de ellos, lo cual constituiría el suicidio de todos los tripulantes. Y por último se encontraban los MARINEROS (entre los que se hallaban también algunos grumetes o aprendices de marinos) y los PAJES (Ayudantes de Cámara y mandaderos del Capitán General o de alguno de los Oficiales).
Las tripulaciones variaban de acuerdo al tonelaje de cada barco. En el caso de Sebastián Gaboto sus barcos fueron " la capitana llamada SANTA MARIA DE LA CONCEPCION, de porte de 150 toneles; y las otras de 120 toneles cada una, que llevaban por nombre SANTA MARIA DEL ESPINAR, designada de ordinario con el apodo de la nao portuguesa, y la TRINIDAD. A éstas se añadió después la carabela que armó Miguel de Rifos, llamada la SAN GABRIEL, cuya capacidad era de 35 a 40 toneles". Según se estimaba reglamentariamente para un peso entre 100 y 170 toneles al tripulación sería de 30 y 42  hombres, aunque se sabe que algunos más viajaron ya que totalizaron las 210 personas a bordo de las 4 naves. 

Qué comían durante la travesía?

Transcribo textual las recomendaciones dadas a los 

Capitanes de Barcos Españoles:
Recomendaciones sobre los avituallamientos que deberían llevar los barcos, de hecho en las Partidas de Alfonso X El Sabio se dice lo siguiente: " deven traer mucha vianda, assí como vizcocho, que es un pan muy liviano porque se cuece dos veces e dura mas que otro, e non daña; e deven levar carne salada, e legumbres, e queso, que son cosas que con poco dellas se goviernan muchas gentes; e ajos, e cebollas para guardarlos del corrompimiento del yacer en el mar e de las aguas dañadas que breven, E otrosi deven levar agua, la que mas pudieren, ca esta non puede ser mucha porque se pierde e se gasta de muchas guisas e ademas es cosa que non pueden escusar los omes, porque han de morir cuando fallesce o vienen a peligro de muerte. E vinagre deben otrosi levar, que es cosa que les cumple mucho de los comeres, e para bever con el agua cuando ovieren sed. Ca la sidra o el vino, como quier que los omes lo aman mucho, son cosas que embriagan el seso lo que non conviene en ninguna manera a los que han de guerrear sobre la mar".

Sobre cómo se comía hay otros testimonios "Las raciones de alimentos, por lo general, eran suministradas en malas condiciones de conservación a causa de la falta de previsión y las malas artes de los proveedores e intendentes: el bizcocho,  tapicado de telarañas y muy negro, gusaniento, duro, ratoneado, poco y mal remojado", la carne, "tasajos de cabrones, quartos de oveja, vaca salada, buffano salfueso y tocino rancio, que debe ser sancochado, que no cocido, quemado, que no asado y poco que no mucho, de tal manera que, puesto en la mesa, es muy asqueroso de ver, duro como diablo de mascar, indigesto como piedras para digerir y dañoso como sara ÇaÇas para de ello se hartar"

  Todos los barcos llevaban un encargado de repartir el alimento diario, al que llamaban el despensero, el perfil profesional de este hombre también estaba reglado, decía que debía ser "un hombre de mucha confianza, sufrido, callado y cortés y, como ha de lidiar con tanta gente, es necesario que lo fuera para evitar pesadumbres". Su trabajo consistía en "repartir primero los bastimentos que están cercanos a corromperse para que se gasten los primeros, proveer que nadie se quede sin ración, pesar y medir bien lo que diere sin que le quite al soldado o al marino nada de lo que le toca", junto a este hombre había otro de suma importancia, al alguacil de agua, el cual era el encargado de suministrar el preciado líquido, el reparto lo hacía "echando el agua de una tina a boca de escotilla, donde todos reciban y la vean medir". Cuando se llegaba a una costa el alguacil de agua era el encargado de bajar a tierra para buscarla, dotándosele de los hombres y grumetes necesarios.
Como se observa comer en un barco del siglo XVI no era algo para envidiar.
La cocina propiamente dicha era un fogón situado en el castillo de proa, el cual estaba formado por una bandeja de hierro, sobre el que había arena y sobre ello madera. El fuego se encendía al amanecer y se cocinaba para la tripulación y después se dejaba cocinar al pasaje, si lo hubiere, para apagarlo al anochecer, siendo responsable de este menester el contramaestre.
 La gran enfermedad sufrida en las travesías oceánicas es sin lugar a dudas el escorbuto ( caídas de pelo, inflamaciones de encías, hemorragias internas, debilitamiento y muerte, producto de la falta de vitamina c) sus causas principales tenían que ver con la no existencia de frutas y comida frescas, como así también  las causas fueron el "no haber cuidado la purificación de la atmósfera de los barcos por lo que, la carga de las exalaciones de los cuerpos se convertía en una masa azótica de naturaleza debilitante".

El hacinamiento, la suciedad y la falta de alimentos frescos eran una constante en éstas travesías. La falta de intimidad era tal que para ir de cuerpo, al no existir baños ni letrinas en las naves, se colocaba un tablón que sobresalía al océano con un agujero y sentado allí (todos desde el capitán, cura,oficiales o marinos) vaciaban sus vientres al agua.


Datos sumamente interesantes para comprender todo el proceso de descubrimiento y no quedarnos solo con el desembarco o con el encuentro con los pueblos originarios. Ya la travesía significaba toda una aventura.



Fuentes
Azcoytía Carlos: Historia de la Alimentación en los barcos durante los viajes a América en el siglo XVI.
Basallote Muñoz, Francisco: Pasajeros a Indias (siglo XVI al XVIII)
Martínez Hidalgo, José María: Las naves del descubrimiento y sus hombres. Pasajeros de Indias.
Taller de Cultura Andaluza: Cuaderno 10. Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía.



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