EDITORIAL
“Entre carreros, gringos, cosecheros y portuarios: todos
tenían trabajo…”
La colonización de tierras en la Provincia de Santa Fe, como programa y meta de
Gobierno, comenzó en la segunda mitad del siglo XIX. Fue precisamente en 1856
cuando Aarón Castellanos, quien había celebrado un contrato con el Gobierno
Provincial por el que se comprometía a traer de Europa 1000 familias de
agricultores a cambio de tierras y subsidios, fundó la primera colonia en
Esperanza e instaló a 200 familias de suizos-alemanes. Dos años después se
fundan las colonias San Jerónimo y San Carlos de la misma manera. Años más
tarde aparecen núcleos rurales cerca de la ciudad de Santa Fe, en Helvecia y
Cayastá (1863 y 1867) respectivamente. Así la pampa santafesina comienza a poblarse
de colonias agrícolas. En nuestro departamento San Jerónimo también aparecen,
en 1872 había solo 2 y para 1904 su número ascendió a 31 (informe del ingeniero
Miatello 1904, página 91), entre ellas vemos surgir a Bernardo de Yrigoyen, la Corondina , San Genaro,
Gálvez, Maciel, Monje, San Fabián, Arocena, Larrechea, etc.; cuya producción en
pleno crecimiento, rápidamente buscará las riberas del río para encontrar en
las bodegas de los barcos su vía de escape hacia el Viejo Continente. Es
importante recordar que por aquellos años el distrito Puerto Gaboto comprendía
a las colonias de Maciel, Monje y Pto. Aragón, y que sus límites llegaban hasta
LAS BARRANCAS (actual Barrancas), CARRIZALES (actual Clarke), Estación Díaz y
Serodino.
Años de lucha y de mucho sacrificio fueron los primeros, en que los
agricultores tenían adverso el ambiente, las plagas que amenazaban y destruían
las cosechas, la escasez de las comunicaciones y los transportes para llevar
seguros la producción. Todo esto comenzó a cambiar cuando en 1872 se construyen
más vías férreas y el tren de cargas y pasajeros surca el territorio y une a
las colonias con los centros urbanos y portuarios. Antes del tren las vías de
comunicaciones eran los caminos de carretas y vías fluviales. Entonces el transporte
de los productos desde las chacras a las estaciones o a los galpones de
acopiadores se efectuaban por medio de carros de 4 ruedas, chatas, carretas, la
tracción de los mismos era realizada por caballos, anteriormente se utilizaron
bueyes pero se hacía más lento el traslado. Aquí cobró importancia el oficio del CARRERO, conductor de
carros que transportaban mercaderías y cereales. En nuestro Puerto Gaboto
existieron hombres que hicieron de ésta tarea un oficio, entre otros
mencionaremos a Alejo Zárate, Francisco Rodríguez, Ciriaco Vivas, Ruperto
Monzón, Nicasio Zárate, Emiterio Zabala, Santiago Zabala, Nicolás Rodríguez, Tiburcio Oronao, Francisco
Cabral, Liberato Márquez, Gerónimo Ibáñez (el porteño), Nicanor Torres (don
Cuito), Luciano Oronao, Pantaleón Zárate, Orfilio Maldonado y Ricardo Galloso.
Estos carreros, conocedores de caminos, aguadas, pasos seguros, viajaban desde
las colonias vecinas hasta Puerto Gaboto con los productos de la tierra. Viajan
siempre juntos varios carros por caminos que casi siempre estaban malos, con
huellas profundas, o anegados por lluvias. Los carros de madera fuerte unidas
con herrajes eran tirados por 5 o 7 caballos, generalmente de 4 ruedas, dos más
chicas adelante y 2 grandes atrás. Las de atrás podían alcanzar 3 metros de altura siendo
las delanteras la mitad aproximadamente. Cuando la carga y los caminos hacían
difícil el tránsito solía agregarse 2 caballos más haciendo un total de 9
caballos que tiraban comandados por la experiencia de un conductor.
Generalmente los carros cargaban entre 200 y 300 bolsas, había algunos más
grandes que llegaron a cargar 500 bolsas de maíz. En el frente del carro iban 3
caballos fuertes llamados “cadeneros”, detrás de ellos 2 caballos más
denominados “medieros” ya que se encontraban al medio entre los cadeneros y el
carro sobre el balancín. A los costados se ataban dos caballos llamados “laderos” que completaban la fuerza
de arrastre del carro.
¿Cómo se cargaban los carros?
Llegado el carro al campo, se lo arrimaba lo más cerca posible de la PARVA o TROJA, ésta forma de
acopio variaba según fuera trigo-lino (parva) o maíz (troja). Arrimado el carro
a la estiba se colocaba un madero alto y fuerte que tenía una rondana en la
punta por donde corría una soga fuerte con ganchos. Esa soga era tirada por
caballos levantando las bolsas estibadas mediante el gancho. Elevadas las
bolsas eran acomodadas en el carro de barandas muy altas. La persona encargada
de ésta actividad recibía el nombre de “tirapalos”.
A ésta altura del relato nos detendremos para que Reinaldo Gómez, quien
cuenta que en su adolescencia trabajó con Cipriano Rodríguez en una máquina
trilladora a vapor, nos describa como presenció el proceso de cosecha, trilla y
transporte de cereales en nuestra región. “Yo era un mocoso de unos 15 años
cuando don Cipria Rodríguez me llevó como ayudante en la máquina trilladora en
una campaña que duró unos 27 días. Estuvimos en varios campos trillando. La
máquina trilladora tenía un motor a vapor. El maquinista era de apellido
Iraldi, el foguista era Cipriano Rodríguez (encargado del funcionamiento del
motor), yo era el foguín (mi tarea consistía en echarle paja de trigo al fuego
que mantenía caliente la caldera), había un cocinero y 6 horquilleros o
desparramadores que cargaban la máquina, además de un carro llamado acarreador
que llevaba y traía paja de trigo o lino. En esa época de Puerto Gaboto salía
mucha gente para trabajar en los campos. Los patrones todas las temporadas
venían a buscar a cuadrillas de 9 o 10 personas para levantar las cosechas,
sobre todo de maíz. Se les pagaba por bolsa que recogían, se metían en los
campos con unas bolsas llamadas maletas y recolectaban el maíz sin la chala y
cada 50 o 70 mts hacían una pila con lo recolectado. Por ahí pasaba el colono a
la tarde y cargaba en su chata tirada por caballos lo cosechado y lo llevaba a la TROJA (forma de
almacenamiento). Para armar la troja se
cortaban varios postes de sauce de unos 3 o 4 mts de alto y se los plantaba en
círculo, éste tendría un diámetro entre 8 y 10 mts. Se daba varias vueltas con
alambre o cuero alrededor de los palos como para hacer un corral. Y luego las
paredes se hacían con cañas de Guinea. Se colocaba en el piso una cama de maíz
deschalado y se la iba cargando. Al colocar el maíz dentro las cañas cedían y
contenían la producción. El secreto era la ventilación ya que le entraba aire
por las hendijas que dejaban las cañas y también sol para secar el grano.
Arriba se cerraba bien con paja para que el agua no ingresara y pudriera el
grano. Una vez secado el grano de maíz se llamaba a la máquina trilladora, se
embolsaba y se estibaba en el campo. Venían los carros y se llevaba la
producción al Puerto para ser cargada en barcos y llevada al extranjero. Así se
trabajaba en el campo durante las cosechas”.
Le preguntamos por
la diferencia entre troja y parva, sobre
ésta última nos dijo: “la parva generalmente era de trigo o de lino mientras
que la troja era de maíz. Los colonos siempre seguían las mismas tradiciones
para hacer la parva. Ante todo debía elegirse un terreno
apropiado para levantar las parvas, cerca en lo posible de las casas para su
más fácil vigilancia o en una parte central de la chacra, que acorte distancias
para el acarreo del trigo. El terreno debía ser seco y tener cierta pendiente
para que corra bien el agua de lluvia. No conviene un terreno bajo, porque
sería húmedo, pero tampoco muy alto, porque las parvas estarían más expuestas a
los vientos. El lugar debe buscarse también resguardado en lo posible contra
los vientos fuertes del Sur. El trigo que se va a emparvar no debe estar
húmedo, porque entonces fermentaría en la parva al ser amontonado,
perjudicándose su calidad. En general es mejor no hacer parvas muy grandes,
pues así se gana en solidez, desaparecen los inconvenientes del viento
y se trabaja más ligero. Es mejor terminar
la parva en el día, para que si se descomponeel tiempo no la encuentre a medio hacer y calcular un tamaño que pueda trillarse también en un día, con el objeto de evitar el mismo inconveniente”.
Averiguamos y las parvas pueden hacerse de
forma redonda y derecha, o en forma de campana y a modo de rancho o
sierra con base cuadrada. La parva usual de campana es más
difícil de hacer, pero en cambio presenta menor superficie exterior a las intemperies:
la parva en forma de rancho con base cuadrada, es más sólida
y generalmente se hace con más facilidad.
Algunos agricultores acostumbraban a colocar
en la parte central de las parvas de campana un palo largo, que servía de guía
y sostén.
En ambos casos la parva debía ser más
ensanchada en la parte donde empieza el techo que en su base, y tener un techo
saliente, con el objeto de que el agua de lluvia que caía de ese techo no moje
las paredes de la parva. En las parvas de base redonda el techo terminaba en
punta y en las de base cuadrangular, se asemeja al techo de los ranchosen forma de dos aguas. Cualquiera que sea la forma de la parva, antes de empezar
a construirla debía formarse su base, es decir, lo que se llama la cama o lecho.
Primero se levantaba un poco la tierra y después se ponían camadas de paja o pasto seco, hasta llegar por lo menos a una altura de
Las hileras exteriores se ponían con las gavillas hacia adentro y se cruzaban con las otras hileras, lo mismo que las camadas entre sí, para que el trabajo resultara bien parejo.
A medida que se eleva la parva se va aumentando el diámetro hasta llegar a la altura elegida para empezar a formar el techo.
Todo éste
trabajo requería de mucha mano de obra, mano de obra gabotera que fue
aprendiendo de los inmigrantes estas tareas agrícolas. Por eso desde acá
destacamos la importancia de esas familias europeas afincadas en nuestro suelo.
La cantidad de campos en producción agrícola en el distrito Puerto Gaboto y en
sus colonias aledañas hacían que el trabajo no escaseara y que todos los que
venían en busca de él encontraran en nuestro pueblo un lugar para vivir y
progresar. Todo ese trabajo agrícola era transportado, primero en carros, luego
por tren hasta nuestro PUERTO ULTRAMARINO donde barcos de distintas naciones
esperaban con sus bodegas abiertas poder cargar. Toda una época de crecimiento
no solo económico sino también sociocultural. Existían en nuestro Puerto Gaboto
a principios del siglo XX médico, farmacia, escuela elemental primaria, fondas,
hoteles, casas de acopio, tiendas, almacenes de ramos generales, Comisión de Fomento,
comisionistas, billares y cafés, juzgado
de paz, iglesia, sociedad cosmopolita de socorros mutuos, club social Juventud
Unida (1907), club de aficionados a la radiodifusión, construcción de viviendas
estilo europeo, panaderías, peluquerías, etc. Puerto Gaboto era el centro
social, político y religioso de una vasta región, lo que nos lleva una vez más
a preguntarnos QUE NOS PASO?
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